lunes, 2 de marzo de 2009

Así me dejó mi viaje a méxico

( Y si tus ojos lo vieran, que sepan que tú fuiste primero)

Así me dejó mi viaje, a mi méxico...
Hace una semana que a estas horas supe que te volvería a ver, un over-booking y las ganas condujeron mis pies de vuelta y mi latido al tuyo, dormimos poco y bien, hiciste más ruido que yo, me abrazaste bien en ese 25% de mi sangre de tu sangre... y, aunque el despertador de las cuatro ni me sacó de la cama ni te metió de nuevo en mi cuerpo, ausente, llegaste a tiempo en el desayuno, mango y guayaba, y luego me fui y también llegué a tiempo, y es el tiempo, el bendito maldito tiempo, que no una raíz cortada, lo que ahora -que allí es antes- me tiene separada de tí.
Como conclusión te echo de menos, el tiempo que lo hago es sordo porque no oigo los claxones musicales de tus calles, abstracto porque no te toco en el maiz nuestro de cada día, mudo porque no me canto tus rancheras, soso porque no hay salsa picante, y aunque camine por sitios distintos y las ataduras no tengan sitio en mi vida, me desnudo y me acuesto ahora en tí de dentro de seis horas por si puedo volar dormida, o por si vienes en los sueños azules, y le hago un hueco a mi sonrisa de azteca enamorada y a mi llanto de maya contrariada, y te deseo buenas noches, como hace una semana, en tu pecho que dio de comer a mi madre, a alguna otra mujer de mi sangre, y yo de la tuya, y volveremos a vernos

(y si crezco contigo, que sepan que tan verdad es)

No hay comentarios: